Indudablemente, el vestido de la novia ostenta un lugar preeminente en las elecciones nupciales. Sin embargo, la decoración ha ascendido en importancia, convirtiéndose en un elemento de peso. Cada vez más, las parejas aspiran a que sus invitados, además de encontrar comodidad y regocijo, se vean sorprendidos desde el inicio de la ceremonia hasta el cierre de la festividad. La creación de rincones especiales y la manipulación de las luces representan enfoques efectivos, pero la decoración de las mesas juega también un papel crucial en este hecho.
Un fenómeno en crecimiento contempla la presencia de mesas sin manteles. En tales casos, la elección de la vajilla, cristalería y cubiertos adquiere un nivel de meticulosidad insuperable. Del mismo modo, los centros florales se alzan como los indiscutibles protagonistas. Un ejemplo visual lo ilustra: un diseño que recupera la extensión de la mesa, supliendo la ausencia del mantel, resultando en una impactante impresión estética.
Aunque es habitual que las flores decoren el centro de la mesa en bouquets más o menos llamativos, también prevalecen enfoques originales. Un caso particular lo ejemplifican las coronas de tonalidades otoñales concebidas por Elena Suárez & Co. para una boda reciente. El resultado se perfila como una elegante y manifiesta manifestación.
El recurso de incorporar ramilletes de flores en las servilletas es cada vez más popular. Por lo general, estas se combinan con el centro de mesa, el cual suele adoptar una estructura más sencilla. Este sencillo detalle no solo marca la diferencia, sino que también es ideal para aquellos que prefieren centros de mesa con ramos de menor dimensión.
No obstante, cuando la innovación busque nuevas fronteras, la inclusión de elementos naturales que no sean flores puede conferir un aire excepcional a la mesa. En esta línea, Chitina apuesta por la combinación de un pequeño arreglo de verdes en diversas tonalidades, acompañada de varias naranjas de mesa. Sí, naranjas listas para ser convertidas en deliciosos jugos. Un enfoque que distingue y se distancia de las propuestas más tradicionales.
No es ajeno el hecho de que muchas parejas aún enfrentan reticencia al cambio y optan por manteles blancos para cubrir las mesas. No obstante, cada vez es más común la elección de diseños estampados, en los cuales las combinaciones de colores y texturas gradualmente cobran protagonismo. En esta categoría, los cuadros se fundamentan como una preferencia recurrente.
La presencia de cuadros como patrón estampado no solo se ha manifestado en prendas de vestir, sino que también ha transgredido hacia la decoración nupcial. ¿En qué diseños se puede confiar sin temor? Las opciones a cuadros escoceses o los clásicos cuadros de Vichy.
Contrapuesta a la tendencia de los manteles estampados, emerge otra vertiente: las mesas desnudas. Esta elección, si bien suele revelar majestuosos muebles de madera, también ha encontrado espacio en mesas elaboradas en materiales como el mármol. Aunque algunas parejas se aventuran con esta tendencia en entornos interiores, resulta más idónea para bodas al aire libre.
El minimalismo ha conquistado el menaje que adorna las mesas. Pese a existir vajillas con colores y diseños elegantes, muchas parejas optan por opciones de tonos sólidos, adornadas con un filo dorado que, por norma general, se encuentra eco en la cubertería. Una elección especialmente pertinente para aquellos que hayan elegido una decoración floral sumamente llamativa.
La presencia del filo dorado que adorna muchas vajillas puede expandirse a las copas y vasos. En estos casos, suele tratarse de una cristalería más bien sencilla, en la que este detalle representa la característica distintiva principal. Algunos expertos concluyeron que, para agregar un toque animado al conjunto, elegir manteles de colores vivos resulta una alternativa acertada.
Pese a imperar el minimalismo, muchas parejas aspiran a incluir toques de color en partes del menaje. En tales circunstancias, optar por una paleta cromática que abarque tonos fáciles de combinar, como verdes, blancos y rosas, suele resultar acertado. Este enfoque evita que la mesa parezca recargada, incluso cuando no se incluyen demasiados elementos. Un consejo infalible para evitar excesos visuales.
En síntesis, los rincones de la decoración nupcial están viviendo un auge sin precedentes, ya que se han convertido en la vía para expresar la singularidad de cada pareja. Desde mesas desnudas hasta centros florales llamativos, las opciones son diversas y cada vez más originales. Cada rincón se convierte en una narrativa visual que refleja los gustos y la personalidad de los novios, añadiendo un toque mágico y memorable a la celebración. La decoración de las mesas se eleva a la categoría de un arte en constante evolución que, con sutileza y elegancia, transporta a los asistentes a un universo donde el diseño y la pasión se entrelazan.